domingo, 28 de mayo de 2017

LA RESISTENCIA DE LOS ABRAZOS




    Me parece que, sin querer ser reduccionista, hay, cuando menos cinco direcciones generales en las cuales podemos la rica y compleja variedad de propuestas artísticas dentro de la gráfica, cuando menos en México:

1) La interpretación del propio medio gráfico incluyendo la negación o desplazamiento critico de sus técnicas y procesos básicos
2) La revisión de estos procesos y técnicas, así como su experimentación como medio para proponer discursos personales –dentro o expandiendo la tradición gráfica
3) Propuestas personales a través de exploración de los medios y las tradiciones gráficas. Quizá las más notorias en su presencia y continuidad sean
4) Ciertas corrientes ancladas en el ejercicio virtuosístico de procesos técnicos (principalmente el relieve) que devienen en intenciones formalistas, con poca propuesta conceptual, y casi rayando en lo decorativo
5) Gráfica derivada de prácticas visuales callejeras en una marcada tendencia a constituirse como herramientas críticas de la situación político social del contexto actual

    El trabajo desarrollado por Israel ISK (Toluca, 1988), artista formado en la Escuela de Bellas Artes de Toluca, pertenece a esta última, que, más que categoría, corresponde a una cierta manera de interactuar directamente con la realidad cotidiana esa que los medios de comunicación exacerban y deforman, de ahí que la propuesta de Israel iría en el sentido de contradecir las noticias y mensajes de todo tipo a los que estamos sometidos.  
Sin embargo ese enfrentamiento genera sus propios códigos, sus propios recursos retóricos que conforman un espectro icónico-grafico fácilmente identificable, el cual es propuesto no solo como una imagen, sino también como un asunto para medir posturas personales y colectivas con respecto a la siempre discutida fusión social del arte o de las relaciones entre vida cotidiana y problemáticas estéticas.

    Hablaríamos entonces que las obras de este autor corresponderían no exactamente a soluciones contemporáneas a estas problemáticas sino más bien a una postura ética, es decir, el artista asume que cualquier imagen –pese a su estabilización y perdida de potencia por la superabundacia de imágenes y por la recursiva insistencia de motivos gráficos utilizados- debe referir una opinión crítica sobre aspectos inmediatos de la vida cotidiana (los cuales nos impactan de alguna manera a todos).

    En este sentido esta postura propone el trabajo de creación de imágenes como actividad ordinaria,
desalineante y en cierto sentido antiestética: entre sus consistencia técnica y efímera (esténcil, stickers) y su elaboración de largo aliento dentro de la tradición (litografía, pintura), su cualidad de imagen representacional –con motivos y escenificación de resistencias y sornas políticas- se dirige en
primera instancia a un espectador directo, el transeúnte de la calle y el espacio de exhibición, para dirigir su mensaje y buscar su pensamiento cómplice, y quizá, buscando también la incidencia de opiniones, la coincidencia en las razones para seguir manteniendo esa postura consecuente en las acciones diarias, más allá del Arte.




José Luis Vera / primavera 2017

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