sábado, 9 de abril de 2016

FE y FUEGO. 1er. Exposición individual

Fondo y Furia


Me permitiré abrir el fuego de estas breves líneas con una doble referencia, con un ejercicio directo de anti-rima doble, con dos palabras que empiezan por la misma letra efe de Fé y Fuego. Fondo y Furia, que algo tienen que ver con algunas propiedades de la fe y del fuego, pero sobre todo, espero han de servir cumplidamente para presentar esta obra gráfica de ISK que recoge buena parte de su producción de estos últimos años.

Vivimos en un mundo marcado por la dualidad, por la polaridad, por la dialéctica, por la contradicción. Respirar es alternar inspiración y espiración, la una no se da sin la otra y cuando ambas cesan, expiramos. Nos despertamos cuando dejamos de dormir. Vivimos entre el día y la noche. Dibujamos, grabamos, escribimos negro sobre blanco. El artista es un ser que se debate entre su interior y todo aquello que le rodea, entre los innumerables estímulos, situaciones, conversaciones, noticias, sucesos, experiencias... y su personal manera de procesarlas, de interiorizarlas, de hacerlas propias. Cuando eso sucede, pronto o tarde surge la necesidad imperiosa de expresar sus emociones, sus pensamientos, de compartir con los demás ese fuego que le quema las entrañas. La rueda sigue girando y la batalla dentro/fuera no deja de librarse al ritmo convulso, pausado o desesperado de la vida.

Conozco a Israel desde finales de 2013 (¡para algo ha de servir feisbuk!) y la distancia física no ha sido óbice para alimentar una proximidad, una cercanía, una afinidad que cubren aspectos tanto profesionales como personales. Desde esta perspectiva, podría entenderse este texto como un cruce de caminos tan inmaterial como real. En todo este tiempo, me ha quedado claro el fondo coherente y comprometido de ISK, las contradicciones entre las que inevitablemente nos debatimos alimentando nuestras dudas existenciales. He visto su tenacidad a la hora de profundizar en la dimensión estética de la actividad contestataria de la calle; desde las manifestaciones más o menos multitudinarias, hasta las pintadas, los carteles y los esténciles que gritan mudos a los ojos lectores de los transeúntes.

Estudioso y practicante del esténcil, sus obras conjugan la visión del observador siempre atento tras su cámara fotográfica (recurrente punto de partida de trabajos posteriores) y la pasión del hacedor esforzado en plasmar el aluvión de ideas que bullen en su cabeza, el torrente de emociones que se agrupan en sus costillas. Tanto las unas como las otras, han de salir afuera para mitigar su dolorosa presión. Fondo repleto de furia, furia cargada no obstante, de confianza en el ser humano a pesar del espanto cotidiano que parece no tener fin, del horror político de un país cuya sociedad asiste impávida a los desmanes y la violencia que envuelve una clase política que no admite peores calificativos.

ISK encuentra en el anonimato de los rostros cubiertos, en la fuerza universal de esos seres individuales, en los ojos abiertos de miradas que lo cuestionan todo, la fuente de inspiración para armar sus composiciones sencillas en su frontalidad, directas en esas imágenes como puños, complejas en la relación con la palabra y los títulos, inquietantes en su contemplación, interrogadoras en su interpretación.

No siendo posible referirse a todas las obras, hay una litografía que considero resume ejemplarmente la intensa contradicción estructural que todo lo fagocita mientras palpita a lo largo y ancho de la muestra. Me refiera a esa "Virgen de fuego", esa manifestante descarnada de agresivo hieratismo y amenazante gesto armada, ornada con una corona de santa y envuelta en un augoides crestado y flamígero de guadalupana contemporánea.

Finalmente, quiero subrayar un aspecto aparentemente dual. Me refiero a ese amor/amistad que se  presenta esporádicamente de modo diferenciado entre el mar de repeticiones marcadas por la reivindicación, por la denuncia, por el homenaje, por la resistencia. La primera presencia clara es una obra de 2014, "Beso", una cita explícita a la  pintura de Magritte titulada "Los amantes" que ISK ha sabido actualizar y hacer suya. Hay otras referencias entre irónicas y ácidas en "Los otros amores" y "Fuego compañerx", incluso sendas versiones totalmente personalizadas en "Nosotrxs" y "Los amorosos NO callan".

El fuego es paradigma de la destrucción, de la devastación, de la purificación. Pero antes de ello, el fuego es la versión humanizada de la luz solar. Prometeo trajo al hombre el fuego y con él, el alimento, la protección, una nueva vida alimentada también por la luz del saber y del conocimiento. Dejando a un lado el contexto, y yendo al interior del ser humano, el fuego es símbolo universal de la pasión de las pasiones, de la pasión amorosa, del Amor. Amor, que como magistralmente inmortalizó Quevedo en un archiconocido soneto, bien puede durar más allá de la muerte. Concluyo pues, con los dos últimos versos del segundo cuarteto:

            nadar sabe mi llama la agua fría
            y perder el respeto a la ley severa

Podemos incluso perder el respeto a quienes no lo merecen, pero no perdamos nunca la confianza en esa Fé, escrita con acento enfático y sonoro, manifiestamente visible.

Juan Bta. Peiró
Abril 2016




































 


Lo que pasa es que el Zapatismo es bien cabrón, PORQUE TE HACE QUE QUIERAS SER MEJOR PERO SIN DEJAR DE SER LO QUE ERES. Te dice y te preguntan, aquí estamos nosotras haciendo esto aquí qué estás haciendo tú allá. Y créeme que no hay AMOR más cabrón que ese, que te respeta, que te ama justo como eres, pero te envenena. Porque al mismo tiempo te hace que quieras ser mejor persona... Es bien pero bien, pero bien cabrón porque te avientan encima todo, o sea que te obliga a que te hagas responsable de ese AMOR, no te deja ni un pinche rincón donde esconderte, pinche ZAPATISMO.” SCI Galeano  




Fotografía: Pedro Felix Macedo Aguilar, FB e Instagram