viernes, 31 de mayo de 2013

"Que te dure poco el extrañar y mucho el encontrar"

Proyecto fotográfico, para generar un vídeo.
Mayo de 2010

Inspirado en: "Cartas de amor y esas cosas para la Magdalena". SCIM




































lunes, 13 de mayo de 2013

LOS NUEVOS MALDITOS


Tomado del blog de la critica de arte, Avelina Lésper


Malditos por crear de la nada una obra.
Malditos por pintar con maestría.
Malditos por dibujar con obsesión.
Malditos por trabajar sin descanso.
Malditos por rayar la placa con cicatrices perfectas para imprimirse.
Malditos por buscar su propio estilo y tema.
Malditos por estudiar los materiales para tratar de dominarlos.
Malditos por recrear cuerpos desnudos plenos de placer.
Malditos por pintar y dibujar cadáveres y vísceras humanas como naturalezas muertas.
Malditos por no imitar la mediocridad de designar sin hacer.
Malditos por demostrar que el talento aun existe.
Malditos por no rendirse ante una obra fallida.
Malditos por fallar una y otra vez, por insistir una y otra vez.
Malditos por ser diferentes a los artistas oficiales.
Malditos por no hacerse llamar artistas y tener un oficio de pintores, escultores, dibujantes, grabadores.
Malditos porque su obra es más potente que el discurso de un curador.
Malditos por pintar cuando los teóricos afirman que la pintura ha muerto.
Malditos por demostrar con su obra que el arte no ha muerto.
Malditos por crear y no sublimar la holgazanería creativa y la estulticia.
Malditos por no creen en un dios con forma de mingitorio y con rezos de falso erudito.
Malditos por no creer en la muerte del genio.
Malditos por no hacer de la basura un gesto artístico.
Malditos por no acusar a la pintura de burguesa.
Malditos por no rendirse y obstinarse en comenzar otra vez.
Malditos por no destruir la creación con un readymade.
Malditos por no ocultar el vacío de ideas y la mediocridad con un texto curatorial.
Malditos por su libertad creativa.
Malditos por no explotar el escándalo y la zafiedad para llamar la atención.
Malditos por empeñarse en hacer su obra mientras otros las mandan hacer.
Malditos porque no consienten en llamar arte a una obra mediocre.
Malditos porque se arriesgan con imágenes y lenguajes.
Malditos por crear obras que se expresen y signifiquen por sí mismas, no con retórica.
Malditos por imaginar y no apropiarse las ideas de otros.
Malditos por perfeccionar cuando la mediocridad esta validada y consentida como expresión de libertad.
Malditos por buscar resultados y no estancarse en procesos onanistas.
Malditos por buscar la belleza cuando está prohibida y proscrita.
Malditos por negarse a uniformar su obra en las repetitivas, sumisas y efímeras modas que imperan.
Malditos por inspirar emociones con su obra.
Malditos por ser indispensables cuando el artista es prescindible y el curador omnipotente.
Malditos por crear obras originales.
Malditos por no mitificar ideas irrelevantes.
Malditos por concentrarse en la factura.
Malditos por concentrarse en el movimiento del color y la composición.
Malditos por no llamar a cualquier cosa arte.
Malditos por no culpar al arte de sus propias mediocridades.
Malditos por ser ambiguos.
Malditos por ser explícitos.
Malditos por ser misteriosos.
Malditos por no ser obvios y creer que el objeto sustituye a la recreación.
Malditos por dibujar un zapato a pesar de que el zapato ya existe.
Malditos porque no tienen miedo de fracasar cuando cualquier obra tocada por un curador es exitosa.
Malditos por buscar la poesía.
Malditos por rechazar la modernidad a cambio de la trascendencia.
Malditos por cargar un cuaderno con dibujos a todas partes.
Malditos por destruir su obra y volverla hacer.
Malditos por defender su obra.
Malditos por no llevar sus filias al escenario de la galería y llamarles arte.
Malditos por no llevar excrementos y detritus al escenario de la bienal y llamarles arte.
Malditos por no ponerle precios estratosféricos a sus desechos.
Malditos por rebelarse con su trabajo a un sistema dictatorial.
Malditos por no necesitar un aparato burocrático que le de existencia a su obra y a su personalidad artística.
Malditos porque se negaron a ser absorbidos por la moral y la ideología de una modernidad puritana, infantil y vacua que se hace llamar arte.
Malditos por hacer obras no eslóganes políticos, o de género.
Si es tan fácil estar bien con el sistema y pasar por artista. Si es tan fácil entregarle la obra al curador, ¿por qué insisten en crear? ¿Por qué son necios y pelean por su libertad?
Por eso, hoy, ustedes son los nuevos malditos.